jueves, 5 de febrero de 2009

Thinking¡¡

Marío Vargas Llosa 1era Parte.

Como muchos de los libros que he leído, Los Cachorros de Vargas Llosa, llegó a mi por coincidencia. Es mas ni siquiera recuerdo como acabo en mis manos. El punto es que un día me aventure a leerlo. Lo primero fue: El desafío. Un cuento sencillo que narra la historia de un hombre que está dispuesto a morir por cumplir los rituales de valentía que le exige su comunidad. Vargas Llosa expone de una manera cruda y dramática la sin razón de los códigos de valentía. Que son tan ilógicos como obligatorios. Después llego el momento: Los Cachorros. Un cuento que a pesar de su corto tamaño me cambio por completo. Era la primera vez que leía una narrativa tan arriesgada, tan novedosa, casi irreverente. Vargas Llosa rompía con todo lo establecido. Hablaba él y ellos al mismo tiempo. Jugaba con los puntos y las comas. Era como una poesía coral en donde todos hablaban al mismo tiempo. Es como si Lalo, Chicolo, Manchuco y Cuellár me hablaran a mi, rodeándome. Contándome cada uno a su manera una historia que podría resultar simple y hasta local. Pero que sí se leía bien, con la profundidad con la que se escribió, resultaba completamente universal. Habla de impotencia. De diferencia. De un hombre que se haya extraño, diferente a todo lo que conoce y esa diferencia lo lleva al extremo.





Vargas Llosa me enseñó que la literatura debe ser universal y atemporal. A pesar de que sus relatos pueden ser considerados como localistas o costumbristas, por su alto contenido de modismos, descripción de calles, costumbres y tradiciones, logra comunicar un mensaje que sin duda trasciende el tiempo.

El fin de semana pasado estaba en el centro y me encontré con una edición de Los Jefes y los cachorros que tiene un prólogo de MVLl. Ahí el autor cuenta algo acerca de cada uno de los cuentos. Al final termina con una parte que me gustó mucho. Es algo parecido al Cuando dios le da a uno un don también le da un látigo, y el látigo sirve sólo para autoflaglarse de Truman Capote. La transcribo.



Una cosa que he aprendido, escribiendo, es que en este quehacer nunca nada está del todo claro: la verdad es mentira y la mentira es verdad y nunca nadie sabe para quién trabaja. Lo seguro es que la literatura no resuelve problemas, más bien los crea, y que en vez de felices hace a las gentes (sic) más aptas para la infelicidad. Así y todo, ellas es mi manera de vivir y no la cambiaría por otra.
Mario Vargas Llosa (1979). Los Jefes. Los cachorros. Editorial: Seix Barral. Barcelona, España. 1982
Atl Mendarte.

No hay comentarios: