Como muchos de los libros que he leído, Los Cachorros de Vargas Llosa, llegó a mi por coincidencia. Es mas ni siquiera recuerdo como acabo en mis manos. El punto es que un día me aventure a leerlo. Lo primero fue: El desafío. Un cuento sencillo que narra la historia de un hombre que está dispuesto a morir por cumplir los rituales de valentía que le exige su comunidad. Vargas Llosa expone de una manera cruda y dramática la sin razón de los códigos de valentía. Que son tan ilógicos como obligatorios. Después llego el momento: Los Cachorros. Un cuento que a pesar de su corto tamaño me cambio por completo. Era la primera vez que leía una narrativa tan arriesgada, tan novedosa, casi irreverente. Vargas Llosa rompía con todo lo establecido. Hablaba él y ellos al mismo tiempo. Jugaba con los puntos y las comas. Era como una poesía coral en donde todos hablaban al mismo tiempo. Es como si Lalo, Chicolo, Manchuco y Cuellár me hablaran a mi, rodeándome. Contándome cada uno a su manera una historia que podría resultar simple y hasta local. Pero que sí se leía bien, con la profundidad con la que se escribió, resultaba completamente universal. Habla de impotencia. De diferencia. De un hombre que se haya extraño, diferente a todo lo que conoce y esa diferencia lo lleva al extremo.


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