martes, 29 de septiembre de 2009

-Mi Diario de Ideas-

29 Septiembre.

Estar enfermo es ante todo agotador. Aparte de que asusta, te pone vulnerable y te debilita fisica y emocionalmente. Tengo faringitis y ya quiero aliviarme, hace mucho que no me sentía tan enfermo y creo que mi garganta me mandó un mensaje de advertencia para que le ponga más atención y cuidado. Está vez le haré caso. El fin de semana fui a Jona, no fue la mejor idea porque los cambios de temperatura y el clima del autobus no ayudó mucho a mi recuperación. Pero por todo lo demás fue una gran idea. Una de las cosas que más disfruto es platicar con mi mamá y mi hermano, a pesar de que los tres pensamos más o menos distinto, coincidimos en cosas esenciales. Siempre que veo a mi mamá me doy cuenta de que soy tan parecido a ella. Creo que es mi influencia más grande. Me reconozcó en ella a cada paso. En sus buenos habitos y en los malos. No hay duda de que es mi madre y soy su hijo.

Jona es un pueblito muy pequeño en donde usualmente no pasa nada. Sin embargo hoy me tope con que la ola de violencia que vive el país ya lo alcanzó y por ser tan pequeño es como un modelo a escala de lo que pasa en todo México. La semana pasada hubó un operativo federal en donde detuvieron al lider de una banda de secuestradores que era habitante de Jona. En el periodico local -que es una joya del mal gusto- se dice que aun existen cuatro secuestradores profugos. Por eso la gente tiene miedo. Al que antes veía como vecino ahora lo ve como un posible secuestrador, como un sospechoso. Se cubren las espaldas, ya no confian en nadie, tienen miedo, algunos pensarán en preparar las pistolas. El otro es el enemigo. Así pasa en Jona y así pasa en el país. Ese es el costo de hacer de la guerra un arma de estado. Es el costo de enfrentar a la delincuencia con un arma que debiera ser exclusiva de ellos: la violencia.

Ya de regreso en el DF me tope con otro ejemplo. En el autobus la seguridad es tan paranoica que un policía pasa por todos los lugares con una videocamara para grabar a los pasajeros. Al principio me pareció ridiculo y después me asustó. Estamos llegando a un grado tal de miedo, en el que ya todos somos sospechosos. Ya no se confia en nadie y la línea que divide el bien y el mal es cada vez más delgada. Pronto confianza será una palabra muerta y miedo será la palabra que lo origina todo.

Tengo que decir que gracias a las lluvias en la autopista de la Pera pude disfrutar de una vista espectacular que mostraba una ciudad con cielos despejados y una claridad casi irreal.

2 comentarios:

Artdr3amer dijo...

Hermano!!!...

Ya aliviate pronto!!!

Te quiero!

Atl Mendarte dijo...

Ya casi hermano. Gracias. Te quiero.