miércoles, 16 de septiembre de 2009

-Mi Diario de Ideas-

15 Septiembre.

Ayer quería escribir algo para conmemorar el día de la Independencia, pero no pude... escribía unas lineas y paraba, estaba exhausto, me sentía hipocrita, eran palabras de rabía más que de amor.

¿Qué es México?

Algún día en una conversación con un amigo filosofo terminamos acordando -a regañadientes y después de largas horas sentados en una banca de Reforma- que México no existía... que no era más que una serie de historias y conjunto de conceptos irreconciliables, ajenos , imposibles de co existir.


Cuando digo que amo México no sé que estoy diciendo. No lo entiendo, lo digo al calor de una nostalgía pasajera, efimera. México. México. Una calle que ya se borra en mi memoria. Unos sabores. Unas historias que no sé -verdaderas-. Unas leyendas que se aferran a la piedra -oscurecida-. Unos hombres que murieron por una patría -que no conocían-. Una imágen... un recuerdo... un vacio que me alimenta... unas calles... unos edificios que yo asocio con momentos, mis momentos -recuerdos-, que se aferran a unas calles y México -mis recuerdos-. Esos días que se aferran a mis recuerdos -México...-

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El 15 y para dar el grito Juan quizo ir a Coyoacan. Yo no tenía muchas ganas pero acepté, era algo nuevo. Llegamos a Coyo poco antes de las 9 pm y decidimos cenar en un lugar Uruguayo -sí, ya sé. Cero patrioticos- que se llama Entre Vero (Jardin central 14-c, Coyoacan), el lugar me encantó, me puse muy de buenas y Juan y yo tuvimos una conversación memorable -de esas que núnca se olvidan-, había algo en la conversación que la hizo especial y que sólo sucede cuando con alguien se construyen lazos fuertes de amor(?) -amistad, pareja, parentesco-, es esa conversación que todos hemos experimentado y que sucede como si estuvieras abrazando a la otra persona y esuvieran solos en un paisaje donde sólo un cielo estrellado los acompañará, o como si las palabras fluyeran con las miradas y las miradas con las palabras o como si las palabras estuvieran dotadas de una calidez y fueran hechas sólo para esa persona -especialmente-, como si de repente le confesaras sentimientos y le murmuraras palabras jamas dichas e inmortales, como si esas palabras y esas miradas cobrarán de repente forma fisica y tú pudierás tocarlas, sentirlas y hasta besarlas, estoy seguro -y creyendo fielmente, como lo hago, en Proust- que siempre que vaya a Entre Veros voy a experimentar esa sensación.

Para cenar pedimos: una ensalada capresse -rodajas de jitomate con queso mozarella y albahaca fresca-, berenjena -no sé como estaba preparada pero estaba deliciosa- y una pizza Griega que tenía trozos de queso de cabra -muy rico-, de tomar pedimos cerveza -los vinos son muy caros por copeo y Juan casi no toma, así que no vale la pena comprar una botella-, después Juan pidió un café y yo una sangría natural -supér old fashion- que es vino con jugo de limón y jarabe -buenisima-. Mientras cenabamos afuera caía un tormentón, ya como a las 10.30 salimos y caminamos un rato por Coyoacan para después dar el grito en medio de mucha gente. A Juán le encantan los juegos artificiales, se pone muy sensible -yo creo que le traen recuerdos- en cambio a mi me dan X, aun así -y por ver cuanto él los disfrutaba- yo los aprecié mucho y verlos -con él- se convirtió en un momento muy romantico -memorable también-.

Después de Coyoacan fuimos un rato a las cantinas del centro, estuvimos poco tiempo porque estabamos muy cansados. Fue una noche totalmente nueva. Toda mi vida -ahora- me resulta totalmente nueva...

2 comentarios:

Artdr3amer dijo...

El hermano esta mas que enamorado!...que fuerte!!!.

Atl Mendarte dijo...

jaja cuando lo estaba escribiendo sabía que te ibas a burlar de mi... :( malo jeje