miércoles, 17 de junio de 2009

Thinking¡¡¡

Buenas conciencias.

Está es de las historias que te deja pensando en que tipo de sociedad somos. La Jornada publicó una nota sobre una familia de siete, en donde todos excepto el más pequeño, están infectados con el virus del VIH. La historia es de esas que te dejan con un suspiro y una sensación de vacío en el estomago, no somos nada. A la enfermedad le tenemos que sumar que está familia es inmensamente pobre, ni siquiera tienen un hogar. Sí sé que la historia es devastadora y cruel pero hay algo peor que todas las desgracias de la desdichada familia. Todos los desgraciados que han visto está escena y en lugar de conmoverse han contribuido a agrandarla.


Cito: Se fueron antes de que las hostilidades de algunos padres de familia del plantel se convirtieran en agresiones físicas, como las que ya habían padecido en su pueblo, en Chignahuapan, Puebla, del que tuvieron que salir huyendo por la acción del cura, quien puso a la comunidad en contra de la familia al divulgar su situación de salud y afirmar que el sida “es una enfermedad de homosexuales”.


Imaginen la escena primero al bastardo del cura, hipócrita como lo son todos, ante una iglesia repleta de idiotizados incapaces de pensar que al escuchar sobre la enfermedad de la familia en lugar de pregonar con el ejemplo y correr a ayudarlos, se armaron de palos e insultos y los corrieron sin ninguna contemplación, que bueno que van a misa todos los domingos. Me imagino perfecto a la Señora X -la más católica del pueblo, siempre en primera fila, orando en voz alta, inclinándose como pavo real ante la imagen de Jesucristo ensangrentado, prestando su casa para dar alojamiento a la Virgen que viene de paso, juzgando a cuanto puede por que la Ley de Dios así se lo permite, cantando por todo el pueblo oraciones en semana santa, haciendo ayuno- organizando a los idiotas del pueblo, que como buenos católicos están acostumbrados a que se les ordene que hacer, para echar a la familia de apestados, portadores de enfermad de sodomitas.


La Señora X, angustiada por guardar las buenas costumbres hace que los corran, que los apedreen, que les den palos, que les escupan, Sí que sepan que Dios lo odia, Nosotros que vamos a misa tenemos el derecho divino de hacer lo que Dios haría. Los han corrido. La señora X se va a su casa, se acuesta en su cama bajo su Jesucristo de madera, reza su oración y se siente tranquila pues ha hecho lo que El Señor haría. Alabado Sea...

Malditos hipócritas.

Atl Mendarte.
Que odia profundamente el catolicismo (por si no se habían dado cuenta)

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