Historias¡¡¡

Domingo 24 mayo.

Antes de contar lo que pasó el domingo en la mañana tengo que decir que desde el viernes tenía una especie de sensación extraña, la noche del viernes tuve una pesadilla donde veía a tres de mis mejores amigos, Gines, Art y Alex, los rostros de los tres salían esporádicamente y en el sueño estábamos en medio de un terremoto. Durante todo el fin de semana tuve esa sensación de que algo pasaría y pasó...

El sábado en Buá me encontré a un amigo, yo estaba sentado y él llego, platicamos y después de un rato nos fuimos a su casa, él vive a las afueras de la Condesa. Al otro día, domingo, yo me levante temprano porque esa mañana había hecho planes con Gines, iríamos a la Vasconcelos, como a las 8.30 tome el metro en la estación Juanacatlan con dirección Pantitlan. Me subí en el tercer vagón de atrás para adelante, recargue mi cabeza en el cristal de la ventana y cerré los ojos por un instante, el metro estaba detenido y con las puertas abiertas, oía algunas voces que sonaban inconexas y no claras. Voces, no palabras. En el segundo siguiente lo que escuche fue un grito, era un hombre, por la voz lo supuse de edad avanzada, no entendí todo lo que gritaba, sólo palabras sueltas: "policía", "del otro lado", "reloj", a sus gritos le siguieron otros de mujeres, eran gritos auténticos, desesperados, impotentes, todos venían del vagón adelante del mio, abrí los ojos y camine hacía la puerta para ver que pasaba en el anden, vi al hombre que corría hacía el tren principal, corriendo, gritando y con una mano señalando el anden contrario. En ese momento supuse que estaban asaltando a alguien del otro lado del anden. Corría hacía la ventana del vagón que asoma al anden contrario el de dirección Observatorio. Al asomarme esperé ver a alguna mujer luchando contra un hombre que le arrebataba el bolso. La escena fue completamente contraria. Al asomarme por la ventana vi: el anden totalmente vacío, sin personas, mi mirada fue entonces a las vías ahí estaba un hombre tirado, boca abajo, me impresiono la posición de su cuerpo, inerte y perfectamente acomodado, como si alguien se hubiese esmerado en que ninguna de sus extremidades tocará los rieles de las vías. Adivine que el hombre era un ciego porque junto a sus brazos estaba tirado un bastón como el que usan los invidentes, tenía unos jeans azules y una T blanca. Después de ver el cuerpo inmóvil, de la oscuridad del túnel apareció el tren naranja, por una fracción de segundos pensé que se iba a detener pero inmediatamente me di cuenta de que no lo haría, se veía tan inminente, tan ajeno. Como si tuviera que cumplir una misión que le resultaba irreprochable. Por un segundo más volví a ver el cuerpo tan quieto, tan resignado, como si fuera tan consciente de lo inminente del suceso. En ese segundo, y a partir de ese segundo, supe que el hombre ya estaba muerto, no porque lo estuviera sino porque lo iba a estar, certeza. Me aleje corriendo de la ventana y me puse en la puerta abierta mirando hacía la puerta cerrada. Supe que cuándo el metro pasará frente a mi ya todo estaría hecho. A partir de que me puse en la puerta todo sucedió como encimado, como fuera de tiempo. Antes de que el metro pasará frente a mi escuche los gritos y el llanto de la gente del vagón de adelante, también escuche como tronaba el cuerpo del hombre, ya muerto, escuche la palabra "Jesús", más llanto, gritos y luego el metro pasó frente a mi. Lo siguiente fue una serie de escenas lentas y atemporales, un hombre de mi edad, que estaba en el vagón de adelante tocándose la cabeza y cayendo hincado a medio pasillo, un hombre grande sentado a lado mio con los ojos llenos de lágrimas, en el vagón de adelante, y junto a donde todo había pasado, había mujeres hincadas con las manos levantadas hacía el cielo, una señora gritando y llorando sin control, el señor que antes había estado gritando por el pasillo llorando como niño, hincado y con las manos golpeando el piso, una señora que corría hacía la salida jalando a su hija, los siguientes cinco, diez o quince minutos fueron lentos y confusos, muchas personas se asomaban por la separación que hay entre vagón y vagón, supongo que se podía ver el cuerpo aplastado, quise marcarle a alguien pero no pude. Me tape la boca y me mordí un dedo para no ponerme a llorar. Creo que en ese momento tuve, o mejor dicho desde que vi que el tren ya no se detendría, una especie de "claridad" a la que he bautizado como "certeza", creo que todos los que estuvimos en Juanacatlan esa mañana tuvimos la misma certeza, que es la de saber que el tiempo, como el tren, no se detienen y que algún día será nuestro cuerpo o el de todos los que conocemos el que espere inerte el paso del tren-tiempo y ese paso es inminente e innegable.

Atl Mendarte.

http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/comunidad/pulsocapitalino/suspenden_servicio_en_linea_1_del_metro/610379

La nota dice que el hombre se arrojó a las vías pero no creo, si lo hubiese hecho se habría arrojado al paso del tren, aunque fuera ciego se podía basar en el sonido, nadie se arroja a las vías antes de que pase el tren.

La hora de la nota tampoco es muy exacta, antes de que todo pasará mi amigo, Carlos, me mando un msj, hoy revise la hora en mi cel y dice: 8:44. Después de que todo pasó, ya cuando yo estaba fuera del metro, porque nos sacaron a todos, al primero que le envié un msj fue a Gines, la hora fue: 9:04. Osea que todo sucedió en menos de 20 minutos. Entre las 8:44 y las 9:04 am.