martes, 21 de abril de 2009

Historias¡¡¡

Tadeo Vaca.



Bueno como saben borre todos mis cuentos, sólo conserve las ideas y las reescribi. No puedo publicarlos completos pues los concursos a los que pienso mandarlos piden material inedito y jamás publicado (incluido internet). Pongo sólo la primera parte. Es un cuento un poco homenaje a Bolaño. Habla de la entrega a las letras de la que él tanto cuenta en Detectives Salvajes.


Tadeo Vaca (Fragmento)

La madrugada del jueves a eso de las tres de la mañana estaba por terminar Putas Asesinas y me detuve porque se me ocurrió una buena idea: leería el último cuento sentado en una mesa del Café Habana de Bucarelli. Bolaño se reunía en ese lugar con los infrarrealistas y seguramente fue ahí donde empezó a escribir alguno de los cuentos que ahora yo estaba leyendo. Quizás en alguna de esas mesas estando solo frente a una de las ventanas que dan a la Avenida pensó en una idea al principio borrosa y la escribió en una servilleta y luego la maduró mientras caminaba por una calle del centro o mientras platicaba con Santiago. Esa noche tuve un sueño que en la mañana intente recordar pero no pude. Mientras me preparaba para salir me convencí de que había soñado con Bolaño. Seguro me había dicho algo y ahora yo no lo podía recordar. Quizás no era nada importante y sólo me recomendaba algún libro o quizás me reprochaba mi cínica ignorancia sobre poesía. Cualquiera que haya sido su mensaje debí recordarlo, no todas las noches se te presenta Bolaño con una recomendación literaria o con un regaño bien merecido. Mientras caminaba hacía al Café de la Habana pensé que era un gran idiota. Sólo yo podía ser tan distraído como para olvidar palabras que Bolaño mismo me había dictado. Me sentí avergonzado y prometí que después de desayunar iría a Donceles y compraría un libro de Rimbaud. Sólo de esa manera Roberto perdonaría mi falta y quizás en otra ocasión se me presentaría con un nuevo mensaje que está vez grabaría bien profundo en mi memoria. Al llegar al Café me senté en una mesa que tenía como vista panorámica a Bucarelli atascada de autos que iban lentos y desesperados, como sumergidos en un río compacto de aguas turbias y perezosas. Escribí unas palabras sueltas en mi libreta y después mire el sitio de techos altos y un rojo predominante, con mesas y sillas llenas de personas que asistían ahí con la misma devoción con la que los religiosos van al templo...




Atl Mendarte Reyes.

2 comentarios:

Cerber dijo...

Qué te puedo decir? sólo a tí se te hubiera podido ocurrir que Roberto Bolaño se te apareciera, no se si es un acto de absoluta genialidad o una barabaridad casi herege, conociendote apuesto por lo primero y me lleno la boca de poder presumir que te conocí antes de que fueras el gran escritor que seguro seras.

No es broma cuando digo que me has rebasado por mucho.

Gracias por compartir esto y tu amistad, prometo ser más constante en eso último.

Gin.

Atl Mendarte dijo...

Amigo, que te digo? Estoy rojito. Creo que es más hereje q genial pero es que cuando leas la historia completa verás q está muy justificado Bolaño. Es un cuento q no existiría si no hubierá leido Detectitve Salvajes o Putas Asesinas. Te quiero mucho amigo. Y no te preocupes entiendo tus desapariciones.