jueves, 23 de abril de 2009

Thinking¡¡¡

Día mundial del Libro.


Hoy es el día mundial del Libro. En todo el mundo se están realizando celebraciones para conmemorar el día que la UNESCO instaurará como día conmemorativo para honrar todo lo que el libro representa. En Brasil que es el mayor creador de libros en L.A. 44.136 al año, se van a llevar a cabo eventos sociales y gubernamentales, Lula da Silva es un gran promotor de la lectura usando como justificación la frase del escritor brasileño, Mario Quintana: "Los verdaderos analfabetos son los que aprendieron a leer y no leen".


Si somos estrictos con la frase de Quintana México es un país profundamente analfabeto. Somos uno de los países con más herencia cultural y también uno de los que menos lee. Las cifras son devastadoras y sumamente tristes, mientras que en Argentina el 72% de la población lee libros, en México al 99.99% de la población no le interesan los libros, como escribió Guillermo Sheridan:


al mexicano (el 99.99 por ciento) no le gusta leer. Es más, no sólo no le gusta leer, no le gustan los libros ni siquiera en calidad de cosa, ni para no leerlos ni para nada, vamos, ni para prótesis de la cama que se rompió una pata.


Si esas cifras asustan las siguientes son desoladoras. En la mayoría de los países los sectores que más leen son los universitarios. De ellos se espera cierta búsqueda por la sabiduría que los libros guardan en México según un estudio de Gabriel Zaid:


hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el lacónico Zaid concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros.” Luego dice que “en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” en la culta capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada.


Las estadísticas pueden continuar, por ejemplo un estudio realizado por la UNESCO a 108 países dejo a México en el lugar 107, con 2.8 libros al año. Cifra que a algunos, como a Sheridan, les parece un número exagerado:


Ignoro su metodología, pero conozco mi tierra. Me temo que lo más seguro es que el encuestado mexicano promedio no haya leído nada nunca y haya decidido mentir, proclive como es a la exageración y a la balandronada, en especial cuando se le encuesta o entrevista (conducta que se agudiza si el interrogador es extranjero). Es curioso que a la pregunta “¿cuántos libros lee usted al año?” lo que se le haya ocurrido contestar haya sido la babosa cifra “2.8”. A sabiendas de su propensión a gesticular, la cifra 2.8 demuestra que a ese mexicano promedio la pura idea de leer libros le resultó a tal grado misteriosa que aun creyendo exagerar, no exageró. Es decir: desde su punto de vista exageró muchísimo, pues la posibilidad de tener un libro en las manos, y además leerlo, le pareció algo tan descomunalmente raro y remoto que, de inmediato, coligió que sólo alguien muy especial podría leer uno al año. De ahí a ponerse guapo ante el entrevistador y adjudicarse la lectura de 2.8 libros anuales sólo hubo un acto de exhibicionismo.


Y si fuéramos más profundo seguramente nos seguiríamos decepcionando. Aun sí fuera verdad que un mexicano leyó 2.8 libros habría de hacer otra interrogante: ¿Cuáles fueron esos libros? El libro vaquero, la foto novela, el manual del Xbox o del celular. Los datos son vergonzosos para el país lo bueno es que como la gente no lee seguramente no se enterará de la vergüenza.


En el día mundial del libro ojalá nos diéramos a la tarea de leer más, pero no para salir bien en una encuesta o para subir el número de libros per capita. Leer es más que eso. Es una búsqueda de todo eso que ya ha sido dicho. Es conocimiento de uno mismo. Leer significa acudir al trabajo intelectual de otros. Leer nos hace libres. Nos hace armar nuestro criterio, crear nuestros valores. Leer nos enriquece la vida. Lo triste no es que el mexicano no lea, lo verdaderamente desolador es que se nota.


Atl Mendarte

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